Taller
de Coeducación organizada por la Agrupación de Granada del
Fórum de Política Feminista.
Marina
Subirats Martori (Barcelona 1943) es una socióloga,
gestora pública, política y filósofa española. Fue Directora del
Instituto de la Mujer (Ministerio de Asuntos Sociales), 1993 a
1996 y ocupó diferentes cargos en el ayuntamiento de Barcelona:
concejala de Educación (1999 - 2006), Presidenta del Concejo de
Sants Montjuïc (1999 - 2003), Presidenta del Concejo de Nou Barris
(2003-2006) y quinta Teniente de alcalde (2003-2006). Como
socióloga está especializada en los campos de sociología de la
educación y sociología de la mujer.
MARINA
SUBIRATS. CATEDRÁTICA DE SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
BARCELONA
"Las leyes han cambiado pero la sociedad sigue siendo machista"
Aboga
por intervenir desde el nacimiento para evitar convertir a los niños
y niñas en machitos y princesas Alerta del peligro de que haya
adolescentes que lleven por bandera el "todo por amor".
-¿Cree
que aún vivimos en una sociedad machista?
-¡Sí!
¡Claro! No es que yo lo crea es que hay muchas evidencias. Empezamos
a analizar lo que queráis y enseguida va a salir el machismo por
todas partes. ¿Qué ha cambiado? Ha cambiado que la legislación ya
no es machista. Aunque podríamos encontrar rastros, en general
podemos decir que en toda la etapa democrática ha habido avances en
el terreno legal. Hay igualdad de las mujeres y los hombres en España
frente a la ley. En cambio, en la forma de vida, en las relaciones,
en la cultura, hay todavía una gran impregnación no sólo del
machismo, también de lo que en términos académicos llamamos
androcentrismo. Las mujeres somos iguales frente a la ley, pero luego
en la vida cotidiana tenemos muchísimos elementos que nos ningunean,
nos silencian, nos ignoran y de aquí vienen nuestras dificultades
para hacernos oír.
-Y,
a su juicio, ya basta de machitos y de princesas.
-Sí,
bueno, por supuesto. ¿Qué es lo que está pasando ahora? Pues que
así como en muchos aspectos hemos avanzado, en otros estamos
retrocediendo. Hay una ofensiva machista que se ve muy claramente en
cómo se está viviendo todo el tema de la violencia sexista, y en
cómo en cuanto hay una queja de las mujeres por hechos de
desigualdad surgen inmediatamente voces criticando el feminismo e
incluso tendiendo a presentar a los hombres como víctimas. Esto va
acompañado de otra ofensiva que es curiosa, porque en el mundo
tradicional el aprendizaje de ser mujer era a través de la represión
y en el mundo actual no es así. Ahora aprender a ser mujer
tradicional es como si fuera súper divertido, es a través de la
seducción. Se presenta como que si quieres triunfar en la vida
tienes que ser muy guapa, muy sexi y tienes que ir muy bien
arreglada. Es la educación que se empieza a dar a las niñas desde
que nacen y a los cinco años se está produciendo algo muy especial,
muy raro, que es la sexualización de las niñas. Esto es muy nuevo;
no había ocurrido nunca.
-¿Sexualización
de las niñas?
-La
sexualización quiere decir que, por ejemplo, encontramos a los cinco
años ya niñas a las que se les pintan las uñas, se les tiñe el
pelo... Hay lugares incluso donde se les hacen masajes, se les
maquilla, se les viste con un vestido que no es de niña y se les
enseña a andar como una modelo. Los padres están encantados porque
las encuentran guapísimas, y claro, la niña ¿qué es lo que
percibe? Pues que cuanto más guapa esté más admiración, más
cariño y más atención recibe. Estamos trabajando con un equipo en
escuelas y en institutos y nos estamos encontrando con que las
adolescentes están teniendo unas posiciones que nos parecía que ya
se habían superado: de completa sumisión a los chicos. No son
todas, evidentemente. Pero vemos que es un a actitud muy general en
estos momentos en los institutos de España el que las niñas te
digan "todo por amor", y esto puede significar que él pida
tener relaciones sexuales sin preservativo a los 13 años y ella
acabe aceptando, con lo que esto supone de peligro para ella en todos
los sentidos, porque estamos encontrando no sólo embarazos sino
también enfermedades de transmisión sexual.
-¿Cómo
hay que actuar para prevenir eso?
-Hay
que actuar y muchísimo desde las escuelas. Estamos trabajando en las
guarderías. Desde que una criatura nace ya se le empiezan a regalar
juguetes diferentes si es niño o niña, y se les trata de forma
distinta. Sabemos que incluso las madres amamantan de forma diferente
al niño de la niña; no son conscientes de ello y tampoco serán
todas, pero es muy frecuente. Hacia los 3 años ya saben que son
niños y niñas, y además saben que existe una jerarquía: que es
más importante ser niño que niña. Tenemos que intervenir desde el
nacimiento.
-¿Y
cómo se interviene desde el nacimiento?
-Pues
es más importante incluso intervenir ahora sobre los niños, porque
en los niños nos hemos fijado poco y les obligamos a ser machitos.
Al decirles por ejemplo que no pueden llorar por ser niños les
estamos cortando su capacidad de sentimiento, su capacidad de emoción
positiva hacia los demás. Esto tiene una trascendencia
extraordinaria en nuestra cultura y en la manera de cómo luego se
van a sentir esas personas. El hombre no puede ser débil, no puede
emocionarse, no puede enternecerse, no puede ser empático... Debe
ejercer el poder y luchar para mandar, este es el mandato que les
damos.
-¿Qué
papel juega en todo esto la coeducación?
-La
coeducación es fundamental, porque en las familias hay que
cambiarlo, pero es más difícil. En las escuelas es donde tenemos la
capacidad de intervenir, de formar al profesorado y de que éste vea
cómo tiene que trabajar.
-¿Y
cómo tiene que trabajar el profesorado?
-Pues
observando qué es lo que se hace mal, en qué momento estamos dando
un mensaje a los niños y a las niñas otro completamente diferente,
y compensando estas diferencias. Por ejemplo, en el caso de los
niños, en lugar de estimularlos a que se impongan, a que se peleen,
hay que calmarlos. Los hombres no pueden tocarse de una manera
cariñosa, tienen que tocarse a golpes, porque si no inmediatamente
se considera que es una señal de homosexualidad, es como si no
fueran suficientemente hombres. Entonces, hay que enseñarles a
acariciar y a ser acariciados. De la misma manera a la niña hay que
enseñarle a poder correr, a poder saltar a no tener miedo de todo y
a no echarse para atrás. Porque las niñas, al igual que los niños,
tienen necesidad de moverse.
-¿Cree
que habría que cambiar el modelo educativo?
-Hay
que cambiar muchísimo. En este momento tenemos un modelo educativo
completamente desfasado respecto de las necesidades, por una razón
clarísima: en el pasado había muy poca información y la escuela la
daba, mientras que hoy tenemos una información súper abundante y,
por lo tanto, la escuela no necesita transmitirla. Necesita dar
criterios, enseñar a vivir, enseñar a convivir, educar las
emociones... Todo esto no lo enseña nadie. Antes era algo que se
enseñaba en las familias sin darnos cuenta, por imitación, bien o
mal, pero ahora las familias tienen muy poco tiempo de estar con los
niños y niñas, porque las madres trabajan. Ahora el entorno no
existe y la escuela tiene que transmitir actitudes, valores y
capacidad de convivencia, además de otras cosas como vivir en una
ciudad, comer bien o lo relativo a la salud. Tienen que aprender a
leer y escribir, por descontado, pero hay que cambiar el currículum,
el que tenemos no sirve.
-¿Qué
diría a quien opina que la igualdad es una utopía?
-Muchas
veces cuando decimos que algo es una utopía es porque deseamos que
no suceda. En realidad, cuando miramos atrás, en España, y en el
mundo en general, aunque no en todos los países por desgracia, los
cambios se han producido muy rápidamente. Si pienso en cómo era la
sociedad española cuando yo era una niña no tiene nada que ver con
la actual. Mi padre no quería que fuera a la universidad, pero no
por ser niña, sino porque me decía que cuanto más supiera me iba a
frustrar más, pues mi trabajo iba a ser estar en una oficina. Pues
mi padre no tenía razón. Yo doy mi ejemplo como tantos miles.
Estudié y soy doctora en Filosofía, catedrática de Sociología,
fui concejala de Educación en Barcelona, etc. Es decir, la sociedad
española de los años 60, cuando mi padre me decía esto, tenía un
horizonte muy limitado para las mujeres y las mujeres lo hemos
ensanchado con nuestro esfuerzo. Y las mujeres que nos siguen pueden
continuar ensanchándolo si quieren, pero si creen que todo está
bien, van a ir hacia atrás, porque en la vida social nada permanece
quieto: o vas adelante o vas hacia atrás.
-¿No
se habrá leído el libro 'Cásate y sé sumisa'?
-No,
no, con el título tuve bastante. (Risas).
-Recientemente,
tanto en Barcelona como en Granada se convocó un acto ultramachista
que finalmente fue desconvocado. ¿Qué le parece a una persona
defensora de la igualdad como usted una convocatoria de este tipo?
-Como
muchas otras mujeres, lo que hice fue difundirlo en las redes y se
pudo impedir. Había algunas cosas tan disparatadas como la
legalización de la violación... En fin, cosas que dan pena, porque
demuestran que son personas que no han llegado a la categoría de
persona, que no saben en qué sociedad viven y cómo hay que
tratarnos los unos a los otros. Da pena pensar que alguien puede
decir eso cuando ha nacido de una mujer y seguramente tenga una novia
o hermana. Y da pena porque deben de tener una vida tan pobre y
desgraciada que lo único que se les ocurre es machacar a las
mujeres... Es un tema de educación: impulsar a los niños a ser
machitos tiene un coste muy alto para ellos, que es la represión de
toda su capacidad de ternura, de empatía y de cariño. Esto es muy
grave y hace que frente a muchos problemas haya hombres que
reaccionen violentamente intentando atacar, que es lo único que se
les ha enseñado. Ahora, hay que decir que también en España los
hombres están cambiando, más lentamente que las mujeres, pero están
cambiando. Tenemos ya muchos hombres que incluso se declaran
feministas.
-Sin
embargo, a esos hombres hay quien los llama 'feminazis'.
-Bueno,
porque siempre hay resistencias al cambio. Los hombres que no tienen
en su vida nada más que pisar a las mujeres para demostrar que son
alguien , no quieren en absoluto que cambien las cosas. Y esto es lo
que está retrasando el cambio en los hombres. Las mujeres hacen las
cosas sin violencia, pero hay que resistir y hay que seguir cambiando
las relaciones, educando de otra manera y seguir insistiendo en la
necesidad de los cambios. Esta educación de los hombres como
machitos es algo que acorta su vida y, por lo tanto, para la propia
felicidad de los hombres, necesitamos cambiar esta cuestión. Una de
las formas básicas es la educación. Hay que empezar desde que
nacen, si no luego es más difícil.
-¿Qué
piensa del goteo incesante de crímenes machistas?
-Desesperación...
Me duele enormemente. Yo fui directora del Instituto de la Mujer en
una época y estuve en la cuarta conferencia de mujeres de Naciones
Unidas. Allí se hizo un trabajo enorme para avanzar en este terreno.
En ese momento, España era uno de los países que estaba a la cabeza
de la lucha por la mejora de las mujeres. Desde entonces, se ha
avanzado muy poco, se ha retrocedido incluso. Se han reducido los
recursos para atender a las mujeres, se han cerrado casas de acogida
y se han anulado muchos de los mecanismos que se habían puesto en
marcha para atenderlas. Incluso el organismo de la ONU que se ocupa
de este tema, la CEDAW, ha hecho una serie de críticas al Gobierno
español por los retrocesos que se perciben. Estamos yendo hacia
atrás y esto me parece terrible. Y, por supuesto, el Gobierno
español actual no ha hecho nada para promover la coeducación, todo
lo contrario. Sabemos que está más bien por volver a una escuela
separada, segregada. Esto no está en la LOMCE, pero sí que se pueda
financiar a las escuelas privadas que son de un solo sexo, que es
algo que antes no se podía. En el terreno de la educación no se ha
hecho nada ni en todo lo que preveía la ley de 2004 en el terreno
educativo.
-¿Qué
papel juegan los medios en la prevención?
-¡Uy!
Los medios yo creo que son los que tienen un papel más negativo
hasta hoy, y podrían tenerlo totalmente positivo. Hablar así, no
obstante, es muy general y habría que ver más en detalle. Yo he
discutido con muchos medios y sobre todo las televisiones dicen que
su función no es educar, sino divertir e informar. Pero divertir
muchas veces es sacar los estereotipos en los que la gente se
reconoce. Yo nunca he tenido en la mano un arma y si voy zapeando no
habrán pasado 10 minutos y ya habré visto a alguien matando a
alguien. Los medios naturalizan la violencia, el que se mate. Los
niños que hacen como que disparan lo han visto en la tele no en la
calle. Y lo mismo con respecto a las niñas. Hace un tiempo se
estudiaron las princesas de Disney y ¡tenían el cuello más ancho
que la cintura! Era tan exagerado el estereotipo femenino que ya se
corrigió, porque era un escándalo.
YENALIA
HUERTAS GRANADA | ACTUALIZADO 28.02.2016
https://es.wikipedia.org/wiki/Marina_Subirats
http://www.granadahoy.com/article/granada/2229367/las/leyes/han/cambiado/pero/la/sociedad/sigue/siendo/machista.
Os dejo otra para seguir su pensamiento
Entrevista Marina Subirats – La educación en una sociedad en crisis, informes Pisa, la clase corporativa…
¿Qué espera de la educación una sociedad asustada por la crisis? ¿Presiona sólo para que dé trabajo al final del proceso?
Algo así. Yo diría dos cosas, primero, que es una trampa concebir la educación como una fábrica para ir colocando a la gente en el mercado de trabajo. Este punto de vista ha tenido mucha influencia en el sistema educativo, que se ha convertido en una máquina distribuidora en que cada individuo sale con un tampón que indica si puede ir más arriba o más abajo en el mercado laboral. Eso ha sido así durante mucho tiempo, y más o menos ha funcionado.El problema es que ahora se ha desdibujado el mercado de trabajo, o prácticamente ha desaparecido para los jóvenes, y este esquema ha dejado de tener sentido. Esto nos debería servir para repensar la función de la educación, sería una gran oportunidad para reformularla aparte del mercado laboral.
Y segundo, por favor, dejen en paz la educación, dejen de manosearla, porque estamos en la cuarta ley de la democracia. Cada cambio de partido en el gobierno implica una ley nueva, además de los recortes a nivel central y a nivel catalán, lo que conlleva que el profesorado esté preocupado por la inestabilidad del sistema y la falta de recursos. Todo ello acaba afectando negativamente a las familias con criaturas en edad escolar, porque reciben imputs negativos en el día a día, en el funcionamiento cotidiano, en el humor del profesorado y en muchas cosas que son importantes.
Esta última sería una preocupación más a corto término. Pero si nos preguntamos en general, ¿qué se espera de la educación? Pues que permita el ascensor social, lo que los sociólogos llamamos la movilidad ascendente.
Pero los pisos de arriba siempre están llenos, no puede subir todo el mundo.
Es evidente, y en este sentido es una trampa. Pero en algo se había mejorado. En las sociedades tradicionales la reproducción social se hacía sobre todo a través de la propiedad, con lo que dichos pisos estaban siempre llenos de las mismas familias, las de abajo no llegaban nunca. Lo que permitía la educación es que algunas personas de abajo, nunca en la misma proporción, tuvieran la posibilidad de ascender, si no arriba de todo, donde apenas llegaban, sí al menos a los niveles intermedios de los que antes estaban excluidos. Ayudaba que la pirámide ocupacional crecía por arriba, es decir, antes, había un director de la fábrica, dos o tres capataces, un contable, junto a un montón de trabajadores con sueldos muy bajos, y poco a poco, durante muchos años, fueron creciendo los empleos medios, lo que alimentaba el ascensor hacia arriba.
Ahora parece que el ascensor solo sirve para bajar.
Sí, pero sobre todo caen de los pisos intermedios y los de abajo. Yo sostengo que la idea vaga de clases medias es una idea muy ideológica, en el sentido que no se corresponde a la realidad, pero que un análisis real de clases sociales es necesario, aunque hoy casi nadie lo hace. La clase más perjudicada es la clase trabajadora, que se encuentra de golpe en la calle. Porque las clases medias, sí, a algunas personas les ocurre lo mismo, pero muchas conservan los puestos de trabajo; por ejemplo los funcionarios, maestros, médicos, etcétera, que han visto cómo les rebajaban el salario, pero en la mayoría de casos no han perdido el empleo. Evidentemente hay una pérdida, pero que no es homogénea.
Vanguardia Dossier dedicó un número en 2013 al debilitamiento de la clase media…
Se reduce porque estamos en un momento en que las desigualdades crecen. Hay un 1% que se está enriqueciendo muchísimo, es muy difícil precisar porque es un grupo muy pequeño.
¿La clase corporativa de que habla usted en uno de sus libros?
Sí, es una expresión norteamericana, que se refiere a la nueva clase poderosa, que ha establecido vínculos internacionales entre sí de los que carecen el resto de clases y que ha ganado una enorme capacidad de presión. Pero el resto de la sociedad se está empobreciendo, aunque a niveles no homogéneos, porque la gente que tenía un cierto margen de recursos ve cómo no se expanden pero aún no se han fundido. Pero los que no tenían margen de recursos y vivían solo de su trabajo, son los que pierden la vivienda y los pocos ahorros.
¿Cómo deberíamos replantear la educación?
Primero revisando su función en una sociedad totalmente distinta. Antes se transmitían modelos culturales de una generación a otra, pero hoy estos modelos culturales cambian tan de prisa que lo que debemos hacer es transmitir criterios de selección, que las personas sepan distinguir lo que tiene sentido y lo que no. Los currículos tal como están ahora se tienen que desmontar, han hecho mucho daño, sobre todo en primaria y secundaria, y deberían repensarse radicalmente. Muchas escuelas ya ven que este sistema no funciona, que no se puede ir de lección en lección, de prisa, sin aprender nada… eso no funciona como forma de transmisión. Hay que repensar la función de la educación, pues, y que la legislación esté al servicio de las necesidades reales de la educación, y no de los intereses de los partidos políticos y de los grupos de presión.
Conquistar la igualdad: La Coeducación hoy
El término «coeducación» es utilizado comúnmente para referirse a la educación conjunta de dos o más grupos de población netamente distintos: aun cuando ha sido a veces aplicado a la educación conjunta de grupos formados sobre la base de características de diversos tipos -clase social, etnia, etc.-, su uso habitual hace referencia a la educación conjunta de dos colectivos humanos específicos: los hombres y las mujeres. Esta es la acepción que será considerada en este trabajo.La coeducación designa una cierta manera de entender la educación de niños y niñas: los partidarios y partidarias de ella han sido, en cada época, aquellas personas que creían que hombres y mujeres debían educarse conjuntamente y recibir igual educación. A lo largo del debate histórico que ha generado la conveniencia o no de la coeducación, otros términos han sido utilizados: así, a «escuela mixta» se ha opuesto «escuela separada», «escuela segregada» o, con otro matiz, «escuela paralela»; «coinstrucción» o «coenseñanza» sustituyen a veces al término «coeducación». Sea cual sea la palabra utilizada, el quid de la cuestión gira siempre en torno a la conveniencia de que los hombres y mujeres reciban una misma educación. Sin embargo, el concepto de «educación igual» no se mantiene de modo homogéneo en el tiempo, de manera que «coeducación» no ha designado exactamente el mismo modelo educativo en todas las etapas históricas.
La evolución del concepto de coeducación ha sido simultánea con el cambio de posiciones de las mujeres en la sociedad. Y, como este cambio, ha debido enfrentarse a opiniones contrarias, siendo, en muchos momentos, considerado inadecuado y aun ridículo. Por esta razón, y para comprender las diferencias de los contenidos que designa, es necesario hacer un breve recorrido histórico que permita situar las variaciones en los patrones socialmente aceptados relativos a la educación de las mujeres.
En efecto, aunque la coeducación supone modelos de enseñanza que afectan tanto a la educación de las niñas como a la de los niños, el debate que se establece sobre este término está especialmente relacionado con el concepto predominante en cada época sobre la forma adecuada de educar a las mujeres. Esta opción coeducativa supone en cada etapa una búsqueda mayor de igualdad, frente a otras opciones que propugnan el mantenimiento de las diferencias.
A partir de la década de los setenta, se han desarrollado en los países anglosajones diversas investigaciones teóricas y empíricas que han estudiado la desigualdad social por razón de sexo, y han proporcionado una nueva visión sobre el papel de la escuela y del sistema escolar en la formación de los estereotipos sexuales. En un momento en que el acceso de la mujer a todos los niveles de enseñanza ha hecho de la escuela mixta una realidad mayoritaria, hay que preguntarse si su implantación formal ha supuesto también la superación de los presupuestos que justificaban las diferencias educativas vigentes hasta una etapa histórica muy reciente, o si, contrariamente y bajo esta apariencia de igualdad, se continúa tratando a unos y otras de manera distinta, porque en el fondo no han cambiado las expectcoativas educativas en relación a la adopción de roles diferenciados según el sexo.
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